Pronto nos llaman para el primer viaje. Este es para firmar
el contrato con la clínica y para que unas pruebas médicas. La verdad es que
viajábamos con mucho miedo. En la televisión solo se oye que Ucrania está en
guerra, eso sumado a los tópicos de inseguridad de las repúblicas ex soviéticas,
eran muchos nuestros temores. Llegamos un sábado, fuimos al hotel, hotel
modesto propiedad de la clínica. Allí coincidimos con mujeres italianas que van
a realizarse la FIV. Nos cuentan que han estado en España, sin éxito, y que les
han comentado que las clínicas Ucranianas son más efectivas. El domingo nos
llevan a hacer turismo y la verdad es que quedamos encantados con la ciudad. Es
muy bonita y tranquila, con muchas zonas verdes. El lunes temprano nos llevaron
a la clínica. A mí me hacen una analítica y un espermiograma, y después, si
todo es correcto se firma el contrato. Aquello nos pareció serio. Para comer,
al centro de la ciudad y a hacer turismo. Por cierto, la comida está bien y es
barato comer fuera. La gente no es muy simpática, la verdad, pero son buena
gente. El martes de vuelta a casa con una buena impresión y con ganas de volver
para realizar la donación.
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