NACIMIENTO INESPERADO
Granada, domingo 29 de marzo, tras un día visitando la
ciudad y poco antes de ir a dormir, decidimos escribir a nuestro contacto en
España con varias dudas que nos han surgido, pues no conseguimos desconectar.
Queremos saber más del estado de la madre, queremos saber qué pasa si da a luz
en su ciudad natal, si la trasladarían a Kiev o se queda en su ciudad, qué
cuidad es, si podremos visitarlo, cuánto estaría en la incubadora…
Al día siguiente, lunes
30 de marzo, tenemos varias llamadas perdidas de nuestro contacto en España. Llamé,
pensando que era por el email del día anterior, pero cuando me preguntó si
estaba sentado, me entró un escalofrío indescriptible por todo el cuerpo.
Me dio la enhorabuena y
me dijo que habíamos tenido un niño, que había nacido el sábado 28 de marzo por
la tarde y que no habían podido contactar antes pues la clínica los domingos
está cerrada. No supe que contestar, estaba en shock. ¡Cómo era posible! ¡Era
la semana 27 de gestación! Le pedí 5 minutos, para decírselo a mi mujer y para
asimilarlo. No hizo falta decirle nada, aunque estaba en el baño, supo que algo
no iba bien. Nos pusimos a llorar, habíamos vuelto a ser padres pero teníamos
sentimientos encontrados.
Volvemos a hablar con
nuestro contacto para que nos informe más a fondo. Nos cuenta que nuestro hijo
está ha nacido en Kirovogrado, a unos 300 km al sureste de Kiev. Ha nacido con
1070 gramos, está estable y se encuentra en la UCI pediátrica. Preguntamos cuándo
podríamos viajar para verlo. Pero nos dicen que primero hay preparar el papeleo
aquí en España. Así que decidimos dejar el hotel y marchar a casa para ponernos
manos a la obra.
Camino a casa vamos
asimilando la noticia. Teníamos sentimientos encontrados. No sabíamos si estar
felices o tristes. Era una sensación muy extraña. Y sobre todo teníamos un
miedo aterrador de cómo estaría nuestro NIÑO. Ya no vamos a tener una Martina,
así que tenemos que pensar un nombre…